Acostumbrados a los ajustes y medidas extremas de última hora, conviene que tengas un botiquín de urgencia con soluciones para los males de tu empresa.

La idea y la visión propia del emprendedor no bastan si no sabes ejecutar tu proyecto. Aquí van algunas recetas para combatir ciertos males de la gestión que pueden infectar a tu organización:

– Cualquier «enfermedad» que tenga que ver con tu equipo puede afectar gravemente a la gestión de tu compañía. Saber contratar resulta determinante, y debes recordar que los 20 primeros empleados o colaboradores que fiches son fundamentales para el futuro del negocio. Por eso resulta crucial que planifiques este núcleo inicial de profesionales. Evita que tu falta de previsión provoque escasez de personal cualificado. Tu start up no puede quedar a merced de ritmos asfixiantes y empleados en estado de tensión permanente provocado por la sobrevaloración de capacidades. Llegarán el absentismo, las bajas por estrés o el mal ambiente de trabajo.

– La disminución del compromiso en la organización puede estar causada por el incumplimiento de promesas laborales, la insatisfacción retributiva, la falta de reconocimiento y el robo de méritos. Si caes en esta anemia organizativa puedes provocar asimismo absentismo, desgana, impuntualidad y comunicación mínima entre tus colaboradores y empleados. El antídoto a estas enfermedades que tienen que ver con tu equipo está en una gestión del tiempo adecuada, en las políticas de conciliación, en una planificación adecuada, o fijando objetivos realistas y posibles.

– También en relación con el equipo que has elegido para tu aventura empresarial, debes cuidar la adaptación a los cambios del entorno. Una plantilla conservadora, excesivamente burocrática, insegura y sin visión de futuro induce la falta de innovación, en formación y en tecnología. Comabate estos males con una óptima gestión del cambio, modelos de gestión del conocimiento, clima de confianza o el rejuvenecimiento de tu plantilla.

Tan peligrosa como la anemia organizativa es la esquizofrenia de la organización. Como creador de empresa, debes convertirte en la clase de líder al que sus empleados, socios y colaboradores siguen porque genera confianza. Debes motivarlos porque han apostado por tí, y tu liderazgo visionario es esencial. Debes evitar la incoherencia entre tu discurso y la realidad, la inseguridad en la dirección, y la incapacidad para comunicar la realidad y gestionar todos los conflictos. Se impone el liderazgo ético.

– Evita la adicción al corto plazo, una miopía propia de aquellos que no quieren tomar decisiones estratégicas para que esto no afecte a los resultados del próximo trimestre. No puedes caer en la incapacidad para reconocer con antelación los cambios que se dan en el mercado. Esto se da cuando priorizas lo urgente sobre lo importante y supone una falta de contacto con la realidad empresarial. Tu start up miope terminará por perder clientes o retrocederá en ventas. La miopía se cura con modelos de benchmarking, investigaciones de mercado y formación sobre el sector en el que has decidido establecerte. Debes asociarte con expertos que conozcan la actividad que vas a desarrrollar.

– Sin una buena planificación financiera y comercial, diversificación de ingresos, planes de conciliación, compensación y meritocracia, la estructura de tu empresa puede debilitarse por falta de recursos. Entonces llega el endeudamiento excesivo, una plantilla sobredimensionada, la excesiva concentración de ingresos, escaso liderazgo o falta de medidas de conciliación.

– Como líder, no puedes perder la capacidad de olfatear el ambiente del equipo, el clima laboral, la tendencia del mercado… Sin ese olfato empresarial serás incapaz de percibir en los detalles la información que te alerta de los riesgos y oportunidades.

– Como creador de empresas tampoco te favorece el exceso de autoestima o la falta de autocrítica, de orientación al cliente o una burocracia innecesaria. El desprecio de la competencia, el ninguneo a los colaboradores o la falta de canales de comunicación fluidos se tratan con humildad, comunicación, y una dirección más flexible.

 

Fuente original: Expansion.com